Nuestra Señora de Fátima – Santa María Mazzarello

Santísima Virgen María;
con estas ardientes palabras,
nosotros tus fieles servidores,
nos consagramos a ti enteramente,
como a nuestra maestra,
nuestra reina y nuestra madre.
Queremos abandonarnos
en las delicias de tu amor virginal.
Permite que estos pecadores,
unidos no por la sangre,
sino por el deseo de pertenecerte totalmente,
se consagren al Señor Jesús a través de ti.
Ponemos en tus manos nuestro pobre amor
y el humilde y gozoso compromiso
de vivir hoy y siempre como esclavos tuyos.
No podemos ofrecerte
nada digno de ti, María.
Recibe únicamente nuestros débiles
y miserables corazones.
Queremos que te pertenezcan totalmente.
Tu tierno e indulgente amor
no despreciará esta pequeña ofrenda.
Santa María, Virgen y Madre,
nos entregamos y consagramos
a ti para siempre.
Consíguenos que hoy vivamos
en todo como hijos tuyos.
(Féli y Juan María 19/06/1809)

  • Por la Iglesia universal en la nueva etapa que comienza bajo la guía de León XIV.
  • Por los menesianos, las obras y las nuevas vocaciones de la Provincia San Luis Gonzaga de Haití.
  • Por las vocaciones menesianas de hermanos y laicos en nuestra Congregación.
  • Por la familia menesiana del colegio Nuestra Señora del Rosario de Bialet Massé y la comunidad educativa de Zamora.
  • Por nuestros hermanos enfermos y más probados.

«La comunidad es siempre una fraternidad para la misión». Está comprometida en la obra de evangelización, que debe actualizarse constantemente. En una actitud de búsqueda humilde y realista, revisa sus orientaciones, ajusta sus métodos y reflexiona sobre el valor de su testimonio.

El buen Dios compensará lo que no les digo, si se preocupan de escucharlo en la oración, porque es allí donde Él habla a nuestro corazón.

2002: Luois Tanguy (Louis-Hervé) y Marcel Cheval (Louis-Dominique)
2003: Marcel Cornec (Laurent-Eugène)

Los 4 primeros menesianos llegaron a HAITÍ en 1864 dirigidos por el H. Athénodore. Abrieron una escuela en Puerto Príncipe y luego otra en Jacmel. Diversos siniestros hicieron que cambiasen de domicilio tres veces en cinco años. En 1869 la situación se hizo insostenible y se vieron obligados a cerrar las escuelas. Pero un grupo volvió en 1872, dirigido por un veterano de las Antillas, el H. Lyphard. Esta vez la obra resistió a pesar de las convulsiones políticas, las epidemias mortíferas, los incendios y tornados.