Hechos 11, 1-18 Salmo 41, 2-3; 42, 3-4
Jesús dijo a los fariseos: Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante.El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz.Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento.El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida y la tengan en abundancia.
Jesús es la Puerta; es la Puerta que el Padre misericordioso ha abierto en medio del mundo, en medio de la historia, para que todos podamos volver a Él. Todos somos como ovejas perdidas y necesitamos un Pastor y una Puerta para volver a la casa del Padre. Jesús es el Pastor, Jesús es la Puerta.¡No tengan miedo! La Puerta está abierta, ¡la Puerta está abierta de par en par! No es necesario llamar a la Puerta. Está abierta. Vengan. Reconciliémonos con Dios, y entonces nos reconciliaremos con nosotros mismos y podremos reconciliarnos unos con otros, incluso con nuestros enemigos. La misericordia de Dios lo puede todo, desata todos los nudos, derriba todos los muros de división, la misericordia de Dios disuelve el odio y el espíritu de venganza. Vengan, Jesús es la Puerta de la Paz.Jesús, el Verbo eterno de Dios hecho hombre, es la Puerta abierta de par en par que estamos invitados a atravesar para redescubrir el sentido de nuestra existencia y el carácter sagrado de toda vida -toda vida es sagrada- y para recuperar los valores fundacionales de la familia humana. Nos espera en el umbral. Espera a cada uno de nosotros, especialmente a los más frágiles: espera a los niños, a todos los niños que sufren la guerra y pasan hambre; espera a los ancianos, que a menudo se ven obligados a vivir en condiciones de soledad y abandono; espera a los que han perdido su casa o huyen de su tierra, tratando de encontrar un refugio seguro; espera a los que han perdido o no encuentran trabajo; espera a los presos que, a pesar de todo, siguen siendo hijos de Dios, siempre hijos de Dios; espera a los que son perseguidos por su fe. Son muchos.No dejemos de expresar nuestra gratitud a quienes hacen el bien de modo silencioso y fiel: pienso en los padres, en los educadores y en los maestros, que tienen la gran responsabilidad de formar a las generaciones futuras; pienso en los agentes sanitarios, en la policía, en quienes se dedican a obras de caridad, especialmente en los misioneros esparcidos por el mundo, que llevan luz y consuelo a tantas personas en dificultad. A todos ellos queremos decirles: ¡gracias! (Papa Francisco 25-12-24)
MÁXIMAJesús es la puerta de la Vida plena
Todos los días vemos pobres ovejas descarriadas, que poco a poco se acercan al redil y que al final entran, porque en lugar de sentirse asustadas por los gritos, han oído una dulce voz que les dice: pequeña oveja, oveja muy amada, ven; la puerta siempre está abierta; el buen pastor, te creía perdida y su alegría ha sido grande cuando te ha encontrado; mira, tú huías y sus brazos permanecían extendidos y su boca no se ha abierto más que para evitar que te perdieras. (A la señorita Lucinière, 15/5/1835)
Abre, abre sin miedo,abre mis puertas, Señor.Entra en mi casa,la mesa está puesta;tan sólo faltan tu vino y tu pan.Tus heridas y las mías compartidas,se hacen vida en la mesa del Amor.donde todas las lenguas se comprenden,donde la diferencia se hace don;donde cada patria se hace Reinoy no aleja una bandera, ni un color.Cuando llenas nuestro hogarcon tu presencia y tu amistad,caen los muros que el miedo levantó.Tu Palabra nos invita a salir a los caminos.Tú liberas y abres nuestro corazóny el extraño se convierte en un hermano,que nos acoge con paciencia y compasión.