Hechos 22, 30; 23, 6-11 Salmo 15, 1-2a.5.7-11
Jesús levantó los ojos al cielo, diciendo: Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti. No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí.Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno –yo en ellos y tú en mí– para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo.Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos.
El Papa Francisco nos decía, comentando este evangelio:“¿Qué pide Jesús al Padre en esta oración? ¿Dice acaso Jesús: Ruego por ellos para que su vida sea buena, para que tengan dinero, para que sean todos felices, para que no les falte nada? No, Jesús ruega para que todos sean uno: “Como tú, Padre, en mí, y yo en ti”. Él ruega por nuestra unidad. Por la unidad de su pueblo, por la unidad de su Iglesia.Jesús sabe bien que el espíritu del mundo es un espíritu de división, de guerra, de envidias, de celos, y que esto está presente también en las familias, incluso en las familias religiosas, en las diócesis, en toda la Iglesia. Es la gran tentación. Por ello la gran oración de Jesús es pedir asemejarse a la unidad que tiene con el Padre.La Iglesia tiene mucha necesidad de esta oración de unidad, no sólo la de Jesús; también nosotros tenemos que unirnos a esta oración. Una unidad que no se construye con pegamento. No existe, en efecto, la Iglesia construida con pegamento. la Iglesia se hace una con el Espíritu. Debemos hacer espacio al Espíritu, para que nos transforme en uno solo”.Contemplando la sociedad actual, qué necesidad tenemos de estar unidos, de dejar la crítica, el escrache, el ninguneo del otro. Necesitamos vivir como hermanos, respetando las diferencias, trabajando juntos por los mismos objetivos, recordando que somos miembros diferentes de un mismo cuerpo. Las divisiones sólo producen dolor, injusticia, discriminación.
MÁXIMASeñor, ayúdanos a estar unidos
Como buenos hermanos, como hijos fieles completamente unidos entre sí, ayudémonos los unos a los otros a caminar con paso firme por el camino por el que nuestro Padre nos ha llamado y que debe conducirnos a Él. (Sermón sobre la obligación de tender a la perfección)
Vamos a hacer la Comunión,vamos a hacerla todos,vamos a hacer capaces de pedirnos perdón.Vamos a hacer la Comunión,a trabajar unidos,a dialogar buscando tu voluntad, Señor.Vamos todos, todos juntos,todos, todos bien unidos,sin dejar de ser distintos,pero tirando adelante.Todos para el mismo lado,como es de buenos hermanos,vamos a hacer la comunión.Reconciliémonos.Vamos a hacer la Comunión,a no tener vergüenzade pronunciar nuestra opinión y de participar.Vamos a hacer la Comunión,aunque seamos distintos.a respetarnos y a creer que en todos está Dios.Vamos a hacer la Comunión,por encima de todolo que nos pueda dividir nos vamos a amigar.Vamos a hacer la Comuniónporque somos valiosos,porque podemos, y además,porque lo quiere Dios.Vamos a hacer la Comunión,no le tengamos miedo,hace ya dos mil años Jesús la regaló.Vamos a hacer la Comunión,para eso hay que largarse,tenerles fe a los otros y darle nuestro amor.Vamos a hacer la Comunión,para ofrecer al mundola misma reconciliaciónque entre nosotros hay.Vamos a hacer la Comunión,para que el mundo creaque en medios de ellos vive Diosy que el Reino está cerca.