San Francisco Caracciolo

Señor Jesús,
Tú que dijiste que todos sean uno,
te damos gracias por llamarnos a la unidad,
por desafiarnos a salir
de nuestros esquemas y seguridades.
Sabes de nuestras resistencias
e inseguridades,
sabes de nuestros sueños y anhelos;
no te son desconocidas
nuestras limitaciones y pobrezas,
y también con ellas
quieres gestar la nueva realidad.
Nos confiamos a María,
que salió a prisa al encuentro
de la vida que clama.
Haz de la familia menesiana
un cuerpo para la misión
que cuide y defienda la vida
de los más pequeños del sur.
Amén.

  • Para que nuevas vocaciones de Hermanos den vitalidad a la misión de la Congregación.
  • Por la familia menesiana del colegio Sagrado Corazón de Llay-Llay y de Berrio-Otxoa.
  • Por el cumpleaños del H. Raúl Blanco, de la comunidad de Madrid y del H. Miguel Aristondo, Asistente general.
  • Por los menesianos y las obras de la Provincia Nuestra Señor del Pilar de España.
  • Por los enfermos por los cuales rezamos en la novena y la beatificación de Juan María.

El mismo Espíritu que anima al Hermano en toda su vida lo invita a alabar a Dios en la oración y a servirlo en la acción apostólica. Cuidadoso en no dejarse acaparar por sus diversas tareas, sabe reservarse, cada día, el tiempo de oración indispensable para estar con Cristo. La respuesta concreta a la doble exigencia de su vocación le impone a veces opciones difíciles, y la oración puede ser más ardua en ciertos días de cansancio. Aceptando esta tensión, el Hermano permanece fiel a su compromiso, recordando que Dios nunca falla a los que lo buscan.

Es necesario que  su corazón llegue a ser como el Corazón de María, que esté animado por el mismo espíritu de caridad, humildad, celo, dulzura, pureza y desprendimiento de las cosas materiales.

1968: Bernard Grégoire (Bernard-Éloi)