Isaías 49, 1-6Salmo 138, 1-3.13-15Hechos 13, 22-26
Cuando a Isabel se le cumplió el tiempo del parto, dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre.La madre intervino diciendo: ¡No! Se va a llamar Juan.Le replicaron: Ninguno de tus parientes se llama así.Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase.Él pidió una tablilla y escribió: Juan es su nombre.Todos se quedaron extrañados.Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea.Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: ¿Qué va a ser este niño? Porque la mano del Señor estaba con él.El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.
Hoy la liturgia nos invita a celebrar la fiesta de la Natividad de san Juan Bautista. Su nacimiento es el evento que ilumina la vida de sus padres Isabel y Zacarías e implica en la alegría y en el asombro a los parientes y vecinos, ya que eran mayores. Ante el anuncio del nacimiento de un hijo, (cf. Lucas 1, 13) Zacarías se quedó mudo, porque las leyes naturales no lo consentían, eran viejos. Pero Dios no depende de nuestras lógicas y de nuestras limitadas capacidades humanas. Es necesario aprender a fiarse y a callar frente al misterio de Dios y a contemplar en humildad y silencio su obra, que se revela en la historia y que tantas veces supera nuestra imaginación.Y ahora que el evento se cumple, ahora que Isabel y Zacarías experimentan que «nada es imposible para Dios», grande es su alegría. El evangelio de hoy anuncia el nacimiento y luego se detiene en el momento de la imposición del nombre al niño. Isabel elige un nombre extraño a la tradición familiar y dice: «Se llamará Juan», don gratuito y también inesperado, porque Juan significa «Dios ha hecho la gracia». Y este niño será heraldo, testigo de la gracia de Dios para los pobres que esperan con humilde fe su salvación. Zacarías confirma de forma inesperada la elección de ese nombre.Todo el evento del nacimiento de Juan Bautista está rodeado por un alegre sentido de asombro, de sorpresa, de gratitud. La gente fue invadida por un santo temor a Dios «y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas». El pueblo intuye que ha sucedido algo grande, incluso si humilde y escondido y se pregunta «¿Qué será este niño?». El pueblo fiel de Dios es capaz de vivir la fe con alegría, con sentido de asombro, de sorpresa y de gratitud.Y viendo esto preguntémonos:¿Cómo es mi fe? ¿Es una fe alegre?¿Tengo un sentido de asombro cuando veo las obras del Señor, cuando escucho hablar de cosas de la evangelización o de la vida de un santo, o cuando veo a tanta gente buena?
MÁXIMANada es imposible para Dios
Cuando me acuerdo del pasado, de lo que Dios ha hecho por nosotros, de modo tan maravilloso, tantas veces, los acontecimientos que parecían que nos iban a ser contrarios se han convertido en favorables, sería ingrato si me entregase a los miedos del porvenir, y todos mis pensamientos son pensamientos de acción de gracias y de esperanza. (Sermón sobre los motivos de desánimo)
Por aquellos díasle llegó el tiempo a Isabel.Parientes, vecinos,se alegraron con ella,porque grande se manifestóel Dios de Israel,pues dio a luz a un hijoaun siendo estéril y vieja.Y aunque todos pensabanen llamarlo como el padre,se opuso Isabel:Su nombre será Juan, les dijo.Y todos comentaban.¿Cómo puede ser?Juan, su nombre es Juan,es voz que prepara el camino al Señor.Juan, su nombre es Juan,profeta, bautista,enviado de Dios.Luego a Zacaríasle fueron a preguntarsi le parecía bienel nombre de su hijo.Mas al no podercon sus palabras expresarlo que el ángel en el temploun día le dijo,pidiendo una tablillaescribía convencido:Su nombre es Juan.Y en el mismo momentoa Dios alabó y bendijoal poder hablar.Pronto se quedaron asombradoslos vecinos y en toda Judeacomentaban lo ocurrido.Los que se enterabanpreguntaban: ¿Qué va a ser,cuando el niño crezca,porque Dios está con él?Creciendo se hizo fuertey fue a vivir en el desierto.Y un día volvióy ya, como el bautista,regresó llamando al puebloa la conversión.