Beato Ceferino Namuncura

1º Tesalonicenses 2, 1-8
Salmo 138 1-6

Jesús dijo: Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno!
¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.

Jesús denuncia una religión de apariencias, que se queda en lo externo —en los rituales, las normas, los gestos visibles— pero que descuida lo más importante: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Es decir, los valores del corazón que reflejan una verdadera relación con Dios.

«Pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino»: representa una escrupulosidad minuciosa con los detalles religiosos, pero sin corazón. Se cumple la letra de la ley, pero se traiciona su espíritu.

«Limpian por fuera la copa y el plato»: una imagen que revela la tentación de aparentar pureza o santidad, cuando en lo profundo del alma habitan el egoísmo, la ambición o la indiferencia.

Jesús no dice que los ritos o prácticas externas sean inútiles (“hay que practicar esto, sin descuidar aquello”), sino que todo acto religioso debe estar enraizado en una transformación interior. Lo que contamina no es lo de fuera, sino lo que brota del corazón (cf. Mt 15,11). Por eso, el verdadero camino espiritual comienza con una limpieza interna.

Este texto tiene también una resonancia poderosa para nuestra vida en sociedad. Jesús denuncia la doble moral de aquellos líderes religiosos, pero también nos invita a revisar nuestras propias incoherencias sociales:
¿Cuántas veces se imponen normas o reglas con severidad, mientras se es ciego frente a la injusticia estructural?
¿Cuántas veces se exige «orden», «decencia», o «moral», pero se toleran abusos de poder, desigualdades o corrupción?
¿Cuántas veces como sociedad nos preocupamos por lo “políticamente correcto” más que por lo humanamente justo?


MÁXIMA
No exijamos a otros lo que no somos capaces de hacer nosotros


La injusticia de algunos hombres, y su proceder, es en el fondo lo que a Féli le ha hecho el mayor mal. No ha podido levantarse, en espíritu de fe, por encima de todas estas miserias. O mejor, podía con la ayuda de Dios, que nunca nos falta, pero al no hacerlo, se va hundiendo más y más en el error y en la quimera, que su imaginación colorea, de alguna manera, como el sol al descender sobre el horizonte, colorea las nubes. (Carta a Senfft)

Sólo le pido a Dios
que el dolor no me sea indiferente,
que la reseca muerte no me encuentre
vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.

Sólo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente,
que no me abofeteen la otra mejilla
después que una garra me arañó esta suerte.

Sólo le pido a Dios
que el engaño no me sea indiferente.
Si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden fácilmente.

Sólo le pido a Dios
que el futuro no me sea indiferente.
Desahuciado está el que tiene que marchar
a vivir una cultura diferente.


CEFERINO NAMUNCURÁ (1886-1905) fue un joven salesiano argentino aspirante al sacerdocio, de orígenes mapuche y chileno. Era hijo del cacique Manuel Namuncurá y de la cautiva chilena Rosario Burgos. Ingresó con los salesianos, con los que aprendió el idioma español, los fundamentos de la fe cristiana y comenzó su preparación para el sacerdocio. En 1902 contrajo tuberculosis y se aconsejó su traslado a Turín para su mejor atención. Algo mejor se trasladó a Frascati, cerca de Roma, para continuar con sus estudios. Tuvo oportunidad de visitar a Pío X, a quien le regaló un poncho mapuche. En 1905 su salud se agravó y falleció el 11 de mayo de ese año. Fue beatificado en el año 2007.