Jesús dijo: Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: «Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle», y desde adentro él le responde: «No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos».Yo les aseguro que, aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan.
Pedir es un gesto de humildad: reconocemos que necesitamos de Dios y que no nos bastamos solos. Buscar implica un corazón inquieto, que no se conforma con lo superficial, sino que desea la verdad, la luz y el amor que sólo Dios puede dar. Llamar es tener la valentía de acercarnos a la puerta de su corazón, seguros de que no permanecerá cerrada.Jesús nos recuerda que el Padre siempre escucha. Tal vez no nos conceda exactamente lo que pedimos, pero nos da lo que más necesitamos, lo que hace crecer nuestra vida y nuestra fe. En el fondo, estas palabras son un llamado a la perseverancia: no cansarnos de orar, no desanimarnos en la búsqueda, no dejar de golpear la puerta de la misericordia.En la vida cristiana, pedir, buscar y llamar son actitudes permanentes: nos mantienen despiertos, atentos a la presencia de Dios y abiertos a su gracia. El Señor no se deja ganar en generosidad. Quien confía, recibe; quien se abre, encuentra; quien insiste, entra en la casa del Padre.
Hijos míos, lo repito, es necesario que, en este retiro, todos sin excepción se llenen del espíritu de fe, o mejor, que pidan a Dios y que le rueguen, con una humildad profunda y un vivo ardor, que los compenetre de él. (Retiro 1842)
Cantemos todos a Dios, que es nuestro Padre,pues Cristo, nuestro hermano, así nos lo enseñó.Es poderoso, nos ama y nos da fuerzay quiere que pidamos confiados su favor.Y él entonces les decía: Orando al Padre digan:Tu Nombre sea santo, tu Reino venga ya.Hoy, mañana y cada día danos nuestro pan.El perdón de ti esperamos, así como lo damos.No dejes que caigamos tentados por el mal.Si a casa algún amigo de noche pide pany le dices: Ya es muy tarde,mas él sigue insistiendo,para que no moleste el pan tú le darás.Y Jesús también decía: A quien pida, Dios dará.Pues reciben los que piden,encuentran los que buscan,y se abrirán las puertassi insisten en tocar.¿Quién de ustedes si algún hijo pide un pan le da una piedrao si le pide un pescadoda una víbora en la cena?Pues si ustedes siendo malos lo bueno dan a sus hijos,¿Cuánto más el Padre eternoles dará su Santo Espíritu?