Jesús dijo a sus discípulos: Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
Hoy iniciamos el tiempo de adviento. El término adviento viene del latín “adventus”, que significa venida. El adviento es un tiempo de alegría y agradecimiento por el advenimiento de Nuestro Señor Jesucristo.Estas cuatro semanas que preceden a la Navidad son una oportunidad para prepararse en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.Los primeros domingos miran hacia la venida definitiva de Jesucristo y de allí el tono de los textos litúrgicos y los otros miran la venida en la carne, la encarnación y nacimiento de Jesús.Las dos exhortaciones que nos propone el texto de hoy nos animan a estar en guardia para no echar a perder el mayor regalo que hemos recibido de Dios, la vida.La primera nos advierte que el final vendrá inesperadamente, como ocurrió con el diluvio, en tiempos de Noé. La segunda subraya la necesidad de estar vigilantes, porque el dueño de la casa no sabe cuándo vendrá el ladrón. El lenguaje es apocalíptico y responde a la creencia, en aquel momento, de la segunda venida inmediata de Jesucristo.El texto de hoy, nos deja en claro algunas ideas: a) no marca fecha; b) quita la preocupación por el final y nos centra en la salvación presente desde la esperanza futura; c) da confianza y no miedo a Dios; y d) nos invita a estar siempre preparados para recibir al Señor, que hoy mismo viene a salvarnos.Hoy, nuestra sensibilidad es muy diferente y este estilo de escritura nos dice poco. Por eso a los oyentes de hoy hay que hablarle en su lenguaje, que podría ser así: “Tu vida es demasiado preciosa para malgastarla. Vive en la solidaridad, en la justicia, y alivia el dolor del mundo, en lo que puedas. Te sentirás feliz y realizado. Los que te conozcan te bendecirán. Si eres cristiano, tienes en Jesús de Nazaret un modelo de plenitud humana, comprometido con las personas hasta el final”.Si Mateo nos advierte de la despreocupación de la gente en tiempos de Noé, ante la llegada del diluvio, ¿qué no nos diría hoy a nosotros, sumidos, muchas veces, en pequeñeces, completamente despreocupados de lo sustancial de la vida?A pesar del tono austero de estos versos, el único objetivo es prevenirnos para que no malgastemos la vida. No pretenden atemorizarnos con un juicio severo. Que Cristo es juez, sólo significa que al final prevalece su verdad; quiere decirnos que Él es la verdad definitiva.Estas líneas subrayan que la persona está llamada a desplegarse y que puede, en su libertad, no hacerlo. Es más: el mismo Dios camina con nosotros para ayudarnos a llevar a cabo ese proyecto, como ayudó al pueblo hebreo a salir de la esclavitud. Dios es el Emmanuel, es decir, Dios con nosotros.
Jesús y sus discípulos:Jesús los prepara para que vivan sabiamente la etapa final de su final. Les advierte que estén preparados, pues en cualquier momento pueden arrebatarle la vida. Es difícil estar preparados. Estar en vela es la actitud necesaria. Quien está en vela, puede anticiparse.
Así, queridos hermanos, aunque sean muy jóvenes, deben pensar seriamente en la muerte, y prepararse cada día, puesto que su último día les es desconocido, como lo era para el buen hermano Ivo, del cual esta triste solemnidad nos recuerda su memoria. ¡Ay! ¿Quien lo hubiera dicho, cuando estábamos reunidos en Auray, hace quince meses, que asistía por última vez al retiro, y que al separarse de ustedes, al final de este piadoso ejercicio, se separaba para siempre? Queridos hermanos, aunque no viva ya en esta tierra, los lazos de la caridad que lo unían a la congregación no se han roto; vive en el seno de Dios, vive para no morir; y si él ha ido primero al cielo, es para protegernos allí con sus oraciones, y para que nuestra sociedad naciente tenga en su persona, cerca de Jesucristo un intercesor y en cierto sentido un patrón. Sí, tengo la dulce confianza de que si el Señor lo ha llamado antes que a los otros, es porque más que los otros era digno de recibir ya la recompensa que está prometida a todos. Él la ha merecido por su celo, por su piedad, por su humildad, en una palabra, por sus eminentes virtudes que practicó constantemente desde la época dichosa en que se consagró al servicio de Jesucristo en nuestra congregación. (S. VII, 2344. Exequias del H. Ivo)
Velen pues, y estén preparadosporque no saben cuándo viene su Señor.Velen pues, y estén preparadosporque no sabencuándo viene el Hijo de Dios.Así como en los tiempos de Noé,así es como sucederá.Vino el diluvio y todo se llevó.Así el hijo de Dios vendrá.Tengan por cierto que si el dueño de un hogarsupiera que le robarán,les aseguro que su casa cuidarápara que nadie pueda entrar.Estén alertas y prepárenseporque no saben cuándo vendrá.Para cuando menos lo piensen, él vendrá,el Hijo del Hombre será.